Seguimos con la moda de los reboots/secuelas de películas de terror, y esta vez, de la mano de Netflix, nos encontramos con una película apadrinada por Fede Alvarez, y que es casi una secuela directa de la película original, conectando a Leatherface con la protagonista que sobrevive en La Matanza de Texas original, aunque con otra actriz, ya que la Marilyn Burns falleció en 2014.

Melody (Sarah Yarkin), su hermana adolescente Lila (Elsie Fisher) y sus amigos Dante (Jacob Latimore) y Ruth (Nell Hudson) viajan al remoto pueblo de Harlow (Texas) para montar un negocio muy idealista. Pero su sueño se convierte en una auténtica pesadilla cuando molestan sin querer a Leatherface, el desquiciado asesino en serie cuyo sangriento legado sigue acechando a los habitantes de la zona, entre ellos Sally Hardesty (Olwen Fouéré), la única superviviente de su masacre de 1973, decidida a vengarse a muerte.

La película es mala, como no puede ser de otra manera, con unos actores que están a la altura de las circunstancias y parecen de una producción de serie B, pero todo da igual, porque cuando uno quiere ver este tipo de películas, esto es precisamente lo que busca, reírse mientras ve desmembramientos y sangre a borbotones. Si esta descripción de tipo de cine no es para ti, ni te acerques a la película, pero si por el contrario, disfrutas con este tipo de escenas, pues seguro que pasarás un buen rato volviendo a ver a nuestro querido Leatherface en su salsa.

La películas ademas consigue crear unos protagonistas bastante insoportables en general junto al grupo de urbanistas a los que estas deseando ver atravesados por la motosierra. Y es que dentro de lo previsible de la película, tiene algún momento destacable como la escena del autocar, que sin destripar nada, seguro que disfrutareis.

Una película mala, pero a la vez cien por cien disfrutable, que solo recomendaría a los fans del género.

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