Dirigida por Luca Guadagnino, Challengers es un drama que mezcla el tenis, con las relaciones y la rivalidad en una trama que se despliega como un partido épico.

Casada con un campeón con una mala racha de derrotas, la estrategia de Tashi para la redención de su marido da un giro sorprendente cuando éste debe enfrentarse a Patrick – su antiguo mejor amigo y ex novio de Tashi. A medida que sus pasados y presentes chocan, y las tensiones se disparan, Tashi debe preguntarse a sí misma cuánto le costará ganar.

Los tres protagonistas tienen el peso total de la película, y por suerte, tanto Zendaya, como Mike Faist y Josh O’Connor brillan en sus roles. La química entre ellos es palpable, y cada uno aporta una intensidad única a la pantalla que te mete de lleno en esa relación tan tóxica que tienen. Un acierto el casting.

Otro de los puntos fuertes de la película es su director, Luca Guadagnino, conocido por su estilo visual distintivo, y una vez más, no decepciona. Cada toma es como un saque, y los montajes son como voleas. La película se atreve a ser extravagante y lo logra con maestría.

La música de Trent Reznor y Atticus Ross acompaña perfectamente la acción en la cancha y los momentos más íntimos. Es como si cada acorde fuera un golpe de raqueta y arriesgan con una música que a veces parece totalmente fuera del tono de la escena, pero que encaja a la perfección.

Challengers es un juego de emociones, servido con estilo y pasión. Si buscas una película que te haga sentir la adrenalina de la cancha y los vaivenes del corazón, esta es una apuesta ganadora.

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