Obey (Obediencia) es la primera película de Jamie Jones, director de videoclip y publicidad que se estrena con una interesante propuesta acompañado de la gran fotografía de Albert Salas y unos actores noveles que funcionan a la perfección, sobre todo Marcus Rutherford, que construye un gran personaje y destaca por encima del resto sin desmerecerlos.

En 2011, la policía de Londres mató a un joven en su casa en circunstancias sospechosas. Los jóvenes de las clases más desfavorecidas se lanzaron a la calle como protesta, pero aprovechando la situación para arrasar con todo lo que encontraban. En este entorno nos encontramos con Leon, un joven que vive con su madre alcohólica. En una fiesta conoce a una chica e intentará acercarse a ella y huir un poco del ambiente de rebeldía en el que se están metiendo sus amigos.

Albert Salas ganó el premio a mejor fotografía en el festival de Tribeca y no es un premio al azar, porque es una de los primeros apartados que destacan en la película, moviéndose de escenas con una fotografía mas realista, a escenas de disturbios donde todo se ve amplificado y cambia por completo el tono y ritmo de la película.

El otro gran descubrimiento es el protagonista, Marcus Rutherford, que encaja perfectamente con su papel de Leon y transmite en cada fotograma ese personaje reprimido y lleno de frustración que parece que vaya a explotar en cualquier momento. Un prometedor actor que ayuda a hacer mas intensa e interesante la historia.

La película, como los buenos retratos de adolescentes atormentados, sabe expresar las frustraciones de unos jóvenes que no ven claro su futuro y desde luego no encuentran salida a su presente, y muchas veces esa confusión les lleva a tomar caminos peligrosos.

Jamie Jones es también otro de los grandes descubrimientos para mi con Obey, que dirige y escribe esta historia. Me parece un debut al que se le pueden encontrar pocos defectos y que demuestra una gran madurez cinematográfica, así que habrá que seguirlo muy de cerca porque con esta ópera prima nos hace esperar grandes proyectos futuros.

Un drama social con buenos actores, buena fotografía y un director que brilla en su debut. Suficiente para convencerme a mi. Si a vosotros también os ha parecido interesante, no dudéis en ir a verla a partir del 22 de febrero en cines.

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