Todo apuntaba a que Oppenheimer iba a ser una obra maestra del excelso Christopher Nolan, que tras su polémica Tenet, volvía con una temática mas clásica, y un reparto por el que cualquier director vendería su alma al diablo. Pues para sorpresa de nadie, la película cumple cualquier expectativa que tuvieses y la supera. He salido del cine extasiado, porque esta película entra dentro de lo que se define como CINE, así, en mayúsculas, y se hace imprescindible disfrutarla en una pantalla enorme, con su DTS y si puede ser en 70mm. la experiencia ya será completa.

La película nos cuenta la historia del físico Oppenheimer, que pasó a la historia como el padre de la bomba atómica y del que no contaré nada más por si alguien no conoce su historia.

No creo que nadie se pueda esperar una película de acción sabiendo de que va la trama, pero lo que te vas a encontrar, va a ser una película trepidante, llena de diálogos que no dejarán de aportarte datos e información sobre todo lo que sucedía en ese momento de la historia, y como influía en diferentes países como Rusia, Alemania o Japón. Todo esto, envuelto en un montón de fórmulas físicas que pueden apabullar a más de uno, pero todo tiene su lugar, y no hay que preocuparse si no entiendes del todo alguno de los conceptos que se explican, no te va a hacer disfrutar menos de la película, simplemente déjate llevar por lo que sucede, aunque si que requiere bastante atención para no perderte en esa avalancha de nombres que pasan por la pantalla.

Los actores son sobresalientes como mínimo, pero entre este gran elenco que no deja de brillar en pantalla, destacan por supuesto Cillian Murphy y Robert Downey Jr. que como protagonistas absolutos de esta película, puedes ir apreciando como van pellizcando un poquito de la estatuilla de los Oscar en cada escena en la que aparecen. Una lección en cuanto a transmitir emociones sin necesidad de las palabras.

Otro de los protagonistas absolutos es el sonido, como suele suceder en las películas de Nolan, pero es que en esta ocasión es impresionante el trabajo que hace junto a su banda sonora, que vuelve a ser de diez. Si a esto le sumamos la maravillosa fotografía, moviéndose entre el blanco y negro cuando la historia se cuenta a través de los ojos de Strauss y a color cuando lo hace a través de Oppenheimer, el resultado es de obra maestra.

Si este año solo puedes ir a ver una película, no lo dudes, tiene que ser Oppenheimer.

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