La comedia negra es uno de los géneros que más triunfan en el Festival de Sitges, y este año tenemos varios ejemplos como esta Barbaque, película dirigida y protagonizada por el comediante francés Fabrice Eboué, que se arriesga no solo por una temática sangrienta en la que no se corta un pelo, sino que ademas tiene algunos diálogos que se podrían considerar hoy en día de mal gusto por los amigos de las cancelaciones.

Una pareja que regenta una carnicería, se encuentra en una etapa aburrida de sus vidas, donde todo se ha convertido en un día de la marmota, pero aparece en sus vidas un activista contrario al consumo de carne que por accidente acaba formando parte de los productos que venden, y esto no solo relanzará su negocio, sino que le dará vida a su relación.

No conocía a Fabrice Eboué pero me ha sorprendido no solo lo atrevido y desvergonzado de su humor, sino el buen ritmo que consigue darle a la película con constantes situaciones absurdas, pero que consiguen mantenerte todo el metraje con carcajadas y en ningún momento me pareció que tiraba por el camino del humor facilón. Y no porque no tenga chistes básicos, sino porque los combina muy bien con la trama y hace que todo funcione como un reloj suizo de la comedia.

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